Vecinos y expertos ponen reparos a la construcción de la autopista ribereña

Buenos Aires resignó $ 182.000 millones en la coparticipación
16 mayo, 2016
Planificación para resolver problemas
16 mayo, 2016
Show all
Vecinos y expertos ponen reparos a la construcción de la autopista ribereña

Cuestionan la calidad del suelo de Puerto Madero, que fue rellenado, y la fragilidad de conductos cloacales y pluviales; la Ciudad indicó que el proyecto es viable

dos están de acuerdo en que el norte y el sur del conurbano bonaerense deben tener una conexión que no implique cruzar la ciudad de Buenos Aires. La autopista ribereña es una deuda de más de 40 años que la actual administración prometió hacer realidad con un proyecto mixto, de vías rápidas para autos particulares, y un túnel y una trinchera para camiones y ómnibus de 6,7 kilómetros (ver aparte). Se trata de la obra de infraestructura más importante del área metropolitana.

Sin embargo, algunos expertos advierten sobre los riesgos que pueden representar los trabajos, mientras que los vecinos de Puerto Madero se preguntan cómo los afectará. En el gobierno porteño sostienen que cada movimiento será evaluado al realizar la obra, que costarán 650 millones de dólares.

Carlos Lebrero, arquitecto director de la Maestría en Gestión Ambiental Metropolitana de la UBA, indicó que «el proyecto se ve agradable, pero hay algunas cuestiones que inquietan: la calidad de suelos de ese sector, que es un relleno ganado al río; la conexión cloacal y pluvial unificada en el área central y su descarga en el dique de Puerto Nuevo; va por tres conductos que se denomina el triducto, hecho en ladrillo con un alto grado de fragilidad. Y me pregunto, además, dónde se va a disponer todo lo que se excave, porque hay que atender que se trata de tierra contaminada».

 

Cómo es el proyecto más grande de la ciudad

El Ministro de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad, Franco Moccia, respondió que el proyecto del Paseo del Bajo surgió de haber analizado 27 alternativas que se presentaron desde 1965. «De esos proyectos se hizo una preselección de cinco, y uno resultó como el más beneficioso. Se unirá el Sur y el Norte a través de una autopista para el tránsito pesado entre las avenidas Huergo y Moreau de Justo», dijo Moccia.

Respecto del triducto y biducto, la semana pasada el gobierno introdujo un cambio en el proyecto. «Para reducir costos y tiempos en este tramo de la obra en la zona de Dársena Norte, se decidió pasar el eje vial de camiones y buses por sobre el triducto y biducto, generando un falso túnel que permitirá dejar bajo una nueva cubierta el Paseo del Bajo», indicó Moccia. La tierra que se quite se usará para rellenar la Dársena F del puerto.

Inés Schmidt, docente e investigadora de la UBA, realizó un análisis del plan junto a su colega Julián Cheula. Según ellos, debería haber una discusión más profunda. «El proyecto denominado Paseo del Bajo cumple una premisa del ordenamiento del tránsito, la de separar la circulación del transporte pesado de la circulación de las personas. Es un proyecto vial ligado a un proyecto inmobiliario, teniendo en cuenta que se mencionan 9 hectáreas de tierras ferroviarias que cambiarían su uso. Esto merece un planteo más amplio y su discusión», sostuvieron ambos.

«En el área, se localizan numerosos equipamientos (estacionamientos, la Comisaría Nº 22, el Edificio Guardacostas, el ITBA y las terminales de combis). A menos que se prevea la relocalización total o parcial, la presencia de estos edificios limita las posibilidades de crear nuevos parques. La traza del proyecto se superpone en algunos sectores con una línea ferroviaria que puede ser utilizada para la vinculación de ramales Norte-Sur; es necesario plantear el interrogante: ¿este proyecto implica abandonar la posibilidad de interconexión ferroviaria?», se preguntaron los especialistas.

Moccia asegura que no. «Ni el edificio de la Prefectura, ni el ITBA, ni la estación de combis, ni todos los estacionamientos que se encuentran en la zona van a ser afectados por el proyecto, y únicamente se requerirán algunas relocalizaciones menores hacia el Sur. Los parques serán creados a lo largo de la traza sobre la autopista de tránsito pesado, y en forma de parques lineales al costado de las avenidas Huergo-Madero y Moreau de Justo. La vía será relocalizada permaneciendo en todo momento operativa. La obra no afectará el funcionamiento de esta línea ferroviaria», dice el funcionario.

El urbanista del Instituto por la Ciudad en Movimiento, Andrés Borthagaray, observa la gran circulación de camiones (unos 10.000 por día) que se dirigen al puerto porteño.

«El Metrobus de la avenida 9 de Julio fue una opción mucho mejor -y mucho más económica – que los túneles viales. Terminó siendo una opción superadora en cuanto a lo social y al medioambiente. Si queda una objeción de la calidad urbana se puede corregir. La inversión aquí es muy alta y compite con prioridades en otras áreas de gobierno. Es clave el acceso del ferrocarril y la articulación con una política portuaria, como en el caso de Rotterdam», ejemplificó Borthagaray.

Según los cálculos oficiales, en julio próximo se abrirá la licitación del Paseo del Bajo, y la adjudicación está prevista para noviembre. Su inauguración está prevista para el primer semestre de 2019.

Qué dicen los vecinos

Daniel Marte, vecino de Puerto Madero, se refirió al proyecto con bastante incertidumbre. «Estamos preocupados, primero, por las razones metodológicas de cómo va a funcionar Puerto Madero durante la construcción de la autopista ribereña. No fuimos consultados nunca; hemos recibido dos invitaciones para explicarnos cómo era el proyecto, pero se frustraron. Ya tuvimos una mala experiencia con el puente Cecilia Grierson cuando quedamos desconectados», dice Marte.

Para el vecino, la zona gastronómica va a quedar prácticamente anulada con la nueva obra. «Hoy vive mucha gente y vienen numerosos visitantes a diario. Esperemos que tengan planos y no nos quedemos sin servicio cuando arranque la obra, como ya pasó cuando hicieron el famoso tranvía», agregó.

Diego Parra, gerente del restó La Dorita, es optimista en cuanto a los futuros cambios. «Creo que la ribereña es un proyecto muy positivo, ya que la circulación de tránsito pesado tendría una incidencia casi nula sobre la zona. Si bien Puerto Madero tiene hoy buena circulación vehicular dentro del barrio, entrar y salir suele ser complicado. Además de esto, la zona se ve afectada por la salida de camiones de gran porte que parten del puerto hacia los accesos sur de la ciudad.

 

Fuente: La Nación