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El organismo no cumple con el plan de saneamiento por internas políticas entre los representantes de la Nación, la provincia y la Ciudad; cambio de nombres
Mañana se cumplen seis meses de gestión de Cambiemos en el país y en el ente tripartito que tiene a su cargo la limpieza del río más contaminado de la Argentina. Sin embargo, el plan de saneamiento del Riachuelo está estancado debido a las peleas e internas políticas entre la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. Y se replantea ahora otra reestructuración en su organigrama.
El ente, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), cuya titularidad institucional retiene hoy el ministro de Ambiente, Sergio Bergman, volverá a tener independencia de esa área y tendrá un solo presidente ejecutivo. Será Julio Torti, un ingeniero ambiental que recaló en el organismo a sugerencia del secretario de Obras Públicas de la Nación, Daniel Chain. Torti ocupa hasta el momento una de las vicepresidencias.
«La idea es que haya una sola cabeza. Que todos sepan quién es el que decide lo que se hace y también quién será el responsable por lo que no se hace», indicó uno de los funcionarios que estuvo presente durante una reunión en la Casa Rosada con Mario Quintana, coordinador de la Jefatura de Gabinete.
Participaron por la Ciudad el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y el jefe de gabinete, Felipe Miguel; por la provincia, Roberto Gigante, ministro de Coordinación y Control de Gestión, y Alex Campell, subsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales, y por la Nación, Bergman y su jefa de gabinete, Patricia Holzman. También estaban los dos vicepresidentes que hoy tiene la Acumar, Torti y la larretista Gabriela Seijo.
La Acumar tuvo varias idas y venidas desde el comienzo de la nueva gestión. El primer cimbronazo fue la renuncia de su presidente, el arquitecto Amílcar López. Luego de este hecho, Bergman quiso reorganizar el organismo pero se encontró con la negativa de las autoridades bonaerenses a los cambios. Es que el ministro pretendía que respondieran a él especialmente las áreas financieras y las encargadas de nombrar el personal.
La Acumar, por un fallo de la Corte Suprema de Justicia, tiene menos trabas para compras y licitaciones al tiempo que cuenta con un presupuesto que supera los $ 1200 millones, sin contar con los 840 millones de dólares del crédito del Banco Mundial (BM); apenas un poco menos que los $ 2000 millones con los que cuenta todo el ministerio de Ambiente.
Sin embargo, los representantes de la provincia se abstuvieron de aprobar el nuevo ordenamiento, según consta en el acta del Consejo Directivo del 6 de mayo pasado, y la Ciudad lo consideró «subóptimo». En ese contexto, poco se pudo avanzar con el saneamiento.
Otro tema que genera suspicacias dentro de la Acumar es el reacomodamiento de salarios de varios nuevos directivos. Según las actas, quienes no perciben un sueldo en otra administración del Estado cobran como un subsecretario de la Nación; son salarios de unos 100.000 pesos que, tras la quita de Ganancias, quedan en $ 65.000. Aunque las ONG ambientalistas que deben controlar que se cumpla el plan de limpieza no quisieron opinar respecto de este tema, indicaron que esperan conocer la readecuación del programa de saneamiento para expedirse sobre todo el conjunto.
La inacción por parte del organismo también perjudica a la Ciudad, ya que la gestión de Larreta espera por las relocalizaciones de las familias que viven a orillas del Riachuelo así como por la obra del colector cloacal, que será financiada por el BM.
En este escenario, Bergman debe presentar el nuevo organigrama que deberá concordar con la renovación del plan de saneamiento pedida por la Justicia federal a instancias del caso Mendoza, en cuya sentencia la Corte ordenó la descontaminación del río.
«Todavía no está definido cómo se va a rearmar, pero seguramente no seguirán las dos vicepresidencias», indicó el ministro de Ambiente a LA NACION. Consultado sobre la asesoría de prensa que le brinda el arrepentido de blanquear dinero del Partido Popular español, Daniel Mercado Lozano, Bergman ratificó su declaración. «No es un asesor, es un amigo y lo estamos acompañando en su mal momento», dijo.