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Docentes y estudiantes, agrupaciones de izquierda, kirchneristas y hasta Franja Morada, entre otras organizaciones, marcharon para exigir más fondos para las universidades nacionales, incrementos salariales y el boleto educativo.
“Lo esencial es invisible a los ojos… de Macri”, decía uno de los carteles que asomaba por encima de las cabezas. Que eran muchas: no se veía una protesta universitaria de ese tamaño desde 2001, cuando Ricardo López Murphy, en pleno gobierno de la Alianza, recortó violentamente el presupuesto del sector. Ayer, frente al Palacio Sarmiento, las agujas del reloj parecieron haber girado en reversa. Los docentes universitarios, los no docentes y los estudiantes protagonizaron una multitudinaria protesta contra el ajuste en la universidad pública, esta vez en la versión Cambiemos. Los organizadores estimaron que la movilización reunió a más de 50 mil personas.
Los universitarios vienen de hacer, esta semana, paros y jornadas de protesta con clases públicas que sacaron a todo el mundo académico a la calle. Así, la marcha se hizo ver, sobre todo, por su masividad. Pero mirada de cerca, lo que llamaba la atención fue su integración, porque detrás de los profesores se encolumnaron –en un número que los multiplicaba– los alumnos de las facultades y muchos chicos que están cursando los últimos años del colegio secundario, que adhirieron al pedido de aumento salarial para sus profesores.
La convocatoria incluyó varios puntos de reclamo. En el tope estuvo el tema del presupuesto. Los fondos para el funcionamiento de las universidades fueron aprobados el año pasado, y con la devaluación y la inflación quedaron totalmente desfasados.
Bajo la pancarta de su casa de estudios (“Contra el ajuste defendemos la universidad pública”), el arquitecto José Rubén Dagna dio a Página/12 un botón de muestra: “El edificio de la Facultad de Arquitectura está en obra. El presupuesto ya se acabó, pero la obra está por la mitad”. Agregó que por esa facultad de la UBA pasan diariamente 30 mil alumnos en tres turnos. “Tenemos cada vez más estudiantes porque absorbemos una parte del CBC. Es decir que necesitamos más aulas y espacios para trabajar. Pero con el presupuesto actual se está recortando todo, hasta los gastos de limpieza”.
El aumento de los servicios de electricidad y de gas es el problema más extendido y claro, común al conjunto. Otro ejemplo: la Universidad de La Matanza recibió en febrero un aumento del 600 por ciento y tuvo que pagar 700 mil pesos de luz. Por esto, en el documento consensuado que los gremios y federaciones de estudiantes leyeron como cierre de la jornada reclamaron “un aumento del presupuesto universitario que contemple el incremento de las tarifas” pero agregaron que además debe garantizar “la continuidad de toda la actividad educativa”.
El presidente Mauricio Macri aseguró que las universidades recibirán un extra de 500 millones de pesos para compensar la suba de los servicios, pero para muchos sectores ese monto no alcanza. “No se está debatiendo si las universidades pueden pagar o no la luz, se está hablando de la continuidad de la universidad pública”, remarcó en este sentido el secretario adjunto de la Conadu Histórica, Antonio Roselló.
Otro punto en reclamo son los sueldos, ya que el ministro Esteban Bullrich viene ofreciendo a los docentes del sector un 31,6 por ciento de aumento para este año, a pagar en tres tramos, el último en enero de 2017. Los gremios rechazan la propuesta por considerarla. “Venimos de diez años de acordar incrementos de salarios. Año tras año, los aumentos superaban a la inflación; en cambio hoy estamos peleando por una recomposición para recuperar lo que perdimos con el aumento de los precios”, señaló Daniel Ricci, secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades (Fedun).
La marcha salió de la Plaza Houssay. Sobre los canteros, desde las primeras horas de la tarde, se reunieron los centros de estudiantes. Estuvieron todas las agrupaciones estudiantiles. Hasta Franja Morada marchó contra las medidas de Macri. “¿No estaban con Cambiemos?”, preguntó Página/12 a Josefina Mendoza, dirigente de Franja y vicepresidenta de FUA. “Muchos piensan lo mismo”, contestó ella y se rió. Después añadió que están, “pero marchamos porque compartimos los reclamos”.
Para los estudiantes, un punto aglutinador es el pedido de un boleto educativo nacional. Se trata de un reclamo histórico, reactualizado por la suba del pasaje. “En la provincia de Buenos Aires, el año pasado se aprobó una ley para tener boleto estudiantil. Los fondos ya estaban dentro del presupuesto 2016, pero (la gobernadora María Eugenia) Vidal no lo implementó con el argumento de la crisis”, señaló Antonio Domínguez, alumno de la Facultad de Periodismo de La Plata y militante de Miles. “En Rosario, el pasaje está a ocho pesos”, apuntó a su vez Magali Alesso, presidenta del centro de estudiantes de Psicología de Rosario e integrante de la Santiago Pampillón. “No es un tema menor, porque nos cuesta llegar a la facultad”.
En la protesta hubo varias delegaciones del interior. La rosarina llegó con todo. Juntaron 23 micros. “Mauricio gato. Cuidate que somos rosarinos”, advirtió con humor, vestido con un cartel de hombre sándwich, un estudiante. La delegación del Movimiento Universitario Evita viajó con bombos y cantitos. “Ay che gorila, qué diferencia que hay, yo lucho por esta patria, y vos por tu capital”, fue el más coreado.
Entre los grupos de secundarios estaba Violeta Ferrari, alumna de cuarto año del Colegio Padilla, de Villa Crespo. Con sus compañeras llevaron a la marcha pinturas y dibujaron lunares o corazones sobre las caras de quien quisiera. “Tratamos de intervenir algo que es medio triste, como tener que reclamar por tus derechos”, explicó. Uno de sus compañeros contó que este año a su escuela llegó una nueva directora. Las aulas son numerosas y por eso tenían dos profesores, que trabajaban como pareja pedagógica. Ahora recibieron la orden de que haya un solo docente por curso. “Es obvio que lo único que buscan con esta medida es achicar gastos.”
La movilización avanzó por la avenidas Córdoba y después por Callao hasta llegar frente a la Plaza Rodríguez Peña, ubicada frente al Ministerio de Educación. Un camión cruzado sobre la calle hizo las veces de palco. Los dirigentes de las seis federaciones docentes leyeron allí un documento consensuado. En él reclamaron al gobierno:
– Recomposición salarial para recuperar lo perdido por la devaluación, la inflación y los tarifazos.
– Aumento de presupuesto universitario
– Cumplimiento de los convenios colectivos de trabajo
– Boleto educativo universal y gratuito, y más becas estudiantiles.
– Derogación de la Ley de Educación Superior –vigente desde el menemismo– y su reemplazo por una nueva que garantice la enseñanza, investigación y extensión universitaria, el ingreso irrestricto y la gratuidad de la educación.
– El cese de los despidos y la inmediata reincorporación de los cesanteados.
Entre los manifestantes hubo un buen grupo de rectores y autoridades universitarias. Jorge Calzoni (Avellaneda), Ernesto Villanueva (Arturo Jauretche), Mario Lozano (Quilmes), Gabriela Diker (General Sarmiento), Graciela Morgade (Filosofía y Letras – UBA), Federico Tea (José C. Paz), Florencia Saintout (Periodismo – La Plata) y Marcos Actis (Ingeniería – La Plata) fueron algunos de ellos.
Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, se acercó a dar su respaldo. También estuvo Hugo Yasky, titular de la CTA de los Argentinos.
Una muestra de lo complejo que fue para las federaciones docentes lograr unidad para esta protesta fue que, después de leer el documento conjunto, una parte de las organizaciones, encabezadas por la Conadu Histórica y agrupaciones de izquierda, marcharon a la Plaza de Mayo, mientras que otra parte, con la Conadu, la Ctera y militancia kirchnerista, se quedaron en el lugar para hacer su acto.
Sin embargo, antes de desconcentrar, los manifestantes se dedicaron un aplauso por la marcha conjunta. “Todos los esfuerzos por la unidad tienen que ser valorados”, indicaron desde el palco, “porque lo que tenemos enfrente son las corporaciones”.