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13 diciembre, 2017Un tercio de la población sigue siendo pobre, según la nueva medición de la UCA
13 diciembre, 2017
Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia», decía Nelson Mandela. El Conurbano bonaerense es uno de los espacios más marginales de la Argentina y lo es aun con varias generaciones políticas que repitieron el lema del líder sudafricano. Si se observan los datos, allí hay ausencia de caridad, y de justicia. Un 25,7% de los hogares del Gran Buenos Aires y un 32,6% de las personas es pobre. Además, un 6,1% se encuentra en la línea de indigencia -lo que representa al 8,2% de la población que allí vive-, según la última Encuesta Permanente de Hogares publicada por el Indec.
En ese sentido, el ministro de Desarrollo Social de la provincia, Santiago López Medrano, insiste en la premisa que tantas veces repitió el presidente Mauricio Macri: «El haber recuperado el Indec como herramienta de medición es algo clave». Respecto de los números expuestos, analiza que «empezó a haber una reducción». «No nos conforma para nada porque todavía hay millones de bonaerenses y argentinos que están bajo la línea de pobreza e indigencia», confiesa. Para quienes recorren el territorio, es otro de los «tantos comenzares» para erradicar la problemática.
Según la organización TECHO, existen al menos 1.352 asentamientos informales en la provincia de Buenos Aires, donde viven más de un 1,8 millones de personas. El dato surge del Registro Nacional de Barrios Populares, un relevamiento que llevaron a cabo algunas organizaciones en 2017 junto al Gobierno nacional. Por otra parte, el Relevamiento de Asentamientos Informales de TECHO dejó al descubierto las problemáticas infraestructurales que desafían a la provincia: el 95% de los asentamientos no tiene conexión de agua potable, el 98% no tiene cloacas y el 70% no posee conexión formal a la energía eléctrica, según refieren a El Cronista desde la ONG.
El gran desafío
En esa línea, Gabriel Lanfranchi, director del programa de Ciudades de CIPPEC, dice que uno de los principales desafíos que enfrenta el Conurbano es «superar la inequidad creciente y garantizar que sus habitantes accedan a la ciudad en igualdad de condiciones». Al respecto, justifica que, según el último censo de 2010, el 58% de los hogares del Conurbano no tenía acceso a la red de saneamiento, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires la cobertura era casi del 100%.
Además, alude al riesgo climático como una problemática importante, ya que los territorios no suelen ser aptos para lluvias, sequias o altas temperaturas, entre otros fenómenos. A su vez, surge el reto de la digitalización de las relaciones económicas y sociales, y de la construcción de una identidad y sentido de pertenencia.
Por su parte, Daniel Cravacuore, doctor en Dirección y Gestión Pública Local, marca que «la calidad de vida no es buena» en el Conurbano: el transporte es lento y contaminante, los espacios verdes son escasos, faltan viviendas sociales de calidad, la cobertura de algunos servicios públicos esenciales es deficiente y el acceso a bienes culturales es socialmente fragmentado.
Una mirada distinta
El AMBA está compuesta por barrios de la Ciudad y del GBA. Allí se concentra cerca de 30% de la población total del país y en el Conurbano, el 50% de la pobreza. En connivencia con esto, la mayoría de los expertos consultados coincide en que el mayor desafío que enfrenta el GBA es el de tener una gobernanza con una mirada metropolitana.
«En el Conurbano operan la Nación, la Ciudad, la provincia y decenas de municipios», expone Cravacuore, y continúa: «Cada uno hace con sus propios criterios de administración territorial, sino desde sus intereses políticos». La crítica del experto abarca no solo a los actores políticos, sino también a los económicos y sociales. «Si nuestra perspectiva es sectorial o solo local, seguiremos contribuyendo al desgobierno», concluye.
El ministro de Desarrollo Social bonaerense asume que el 50% de los pobres e indigentes del país «viven en la provincia». Si bien apunta que el Conurbano «es fruto de una problemática que tiene que ver con muchísimas décadas de no planificación», analiza que hay cuestiones que requieren de una mirada integral porque «no distinguen la General Paz». «Hay que hacer reformas pensando en un área metropolitana», señala.
Asimismo, Lanfranchi también se refiere a la «gobernanza metropolitana» como un desafío para el Conurbano. Menciona el deber del AMBA de encontrar «mecanismos de coordinación formales entre la Ciudad, la provincia, los municipios y la Nación». El director del programa de Ciudades de CIPPEC observa una oportunidad en que la misma coalición política gobierne en las tres jurisdicciones. «Sin embargo, la sintonía personal entre funcionarios puede hacer suponer que no hace falta la generación de vínculos más formales que trasciendan en el tiempo», critica.
En estos días, en el marco de un foro organizado por Fundación Metropolitana -presidida por el ex senador Pedro Del Piero-, la Comisión Consultiva del Área Metropolitana de Buenos Aires (COCAMBA) anunció un proyecto para atacar las problemáticas de este sector. Luego de tal evento, Facundo Suárez Lastra, secretario Ejecutivo de la COCAMBA, , manifiesta a El Cronista que «el desafío más grande está en articular la mirada metropolitana», y señala que «los municipios tienen un rol político fundamental y competencias clave en materia de uso del suelo».
Lograr sinergia
Una de las claves para llevar a cabo políticas efectivas y eficientes es el trabajo en conjunto del sector público, privado y las organizaciones sociales. «Se necesita de todos para desarrollar un área metropolitana integrada, solidaria y competitiva», opina Suárez Lastra.
«Eso es parte del desafío que encaramos desde el día uno», asume López Medrano, y añade que se trata constantemente de romper prejuicios de los tres sectores respecto de los otros porque «siempre hay una mirada de recelo». «El Estado tiene que ser un facilitador, alguien que pueda sentar en la misma mesa al sector privado y a los sectores sociales para orientar la política pública», comenta.
De todas formas, Suárez Lastra considera «indelegable» el rol que tiene el Estado para planificar y regular «algunos temas básicos», especialmente vinculados con los servicios públicos, la política energética regional y el medioambiente, una combinación entre vivienda y uso del suelo. A su vez, exhorta a la sociedad a tener un rol activo y ejercer un verdadero control de los recursos.
En adelante
«Lamentablemente, no hay políticas para el Conurbano», lanza Cravacuore, y agrega: «Lo metropolitano, como fenómeno, no entra en la agenda política más allá del interés que despierta durante la coyuntura electoral». A su vez, se refiere a la creación de la COCAMBA como «un nuevo fracaso». Si bien dice que tiene «la más alta estima» por quienes trabajaron en la idea, considera que los municipios «han sido excluidos de las discusiones relevantes».
Por otra parte, el ministro López Medrano trae a escena las Casas de Encuentro Comunitario, un programa que empezó el año pasado y que, según el funcionario, «está empezando a florecer». La gestión de estos proyectos la llevan adelante distintos líderes comunitarios, el financiamiento lo pone el Estado provincial y el sector privado se suma con distintos aportes.
Un último ejemplo es el programa Ciudades de CIPPEC, que lleva a cabo el proyecto AGBA Resiliente, que genera evidencia para diseñar políticas que mejoren la adaptación al cambio climático en el Aglomerado Gran Buenos Aires (AGBA), los 30 municipios que rodean la Ciudad. Para esto, se propusieron entrevistar a los intendentes y secretarios de Planeamiento Urbano de cada municipio de la región.
El Fondo del Conurbano
Se trata del presupuesto asignado a la Provincia de Buenos Aires que, desde su creación, debería representar el 10% de lo recaudado por el Impuesto a las Fanancias. Sin embargo, eso no se respeta, ya que se le impuso un tope de $ 650 millones, cifra menor a la que perciben otras provincias. El acuerdo fiscal entre gobernadores lanzado este mes podría traer novedades al respecto.
Una antigua discusión
Por lo complicado que pareciera ser gobernar una región como el Conurbano bonaerense, existe un antiguo proyecto que apuntaba a dividir el Gran Buenos Aires en tres jurisdicciones distintas. Sin embargo, las opiniones al respecto son variadas y no todos consideran que esto sea una buena forma de encarar el problema. En esa línea, Gabriel Lanfranchi, director del programa de Ciudades de CIPPEC, expresa: «Crear jurisdicciones nuevas, en el caso del Conurbano, complicaría». Y agrega que lo que hay que trabajar es el «concepto de área metropolitana», ya que los municipios son divisiones políticas arbitrarias y no bien definidas. «No estoy de acuerdo en principio con esa división», señala Suárez Lastra, y también insiste con la «mirada metropolitana».