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La desigualdad en la distribución del ingreso registró un deterioro significativo el año pasado. La brecha entre el ingreso familiar promedio del diez por ciento de los hogares más pobres y el diez por ciento más rico llegó a 18,7 veces en el último trimestre de 2016. La interrupción de la publicación de los datos dispuesta por el Indec impide realizar una comparación interanual de las estadísticas publicadas ayer. En materia distributiva no existen registros para la segunda mitad del 2015 donde convivieron las gestiones de CFK y Mauricio Macri. La información disponible muestra que en el segundo trimestre de 2015 la distancia entre los ingresos de los hogares del primer y el último decil había sido de 16,5 veces mientras que durante el mismo período del año pasado llegó a ser de 18,9 veces. En el tercer trimestre de 2016 la diferencia de ingresos entre los extremos había ascendido a un pico de 21,7 veces pero no hay posibilidad de compararlo con el mismo período de un año antes.
La aceleración en la inflación, los aumentos en las tarifas de los servicios públicos, el salto cambiario, la quita de retenciones y el incremento en el desempleo son algunos de los factores que explican el empeoramiento distributivo durante 2016. Como señala la investigadora de Cifra-CTA y ex funcionaria del Ministerio de Economía, Mariana González, ese retroceso en las condiciones de vida de los trabajadores no golpeó a todos por igual: “Como suele suceder en situaciones de crisis, los hogares con menor nivel de ingresos son los más vulnerables. Fueron estos hogares los más perjudicados y, como resultado, se verificó un importante aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso. Una de las principales razones que explican esta mayor desigualdad es un empeoramiento en la distribución de los ingresos de los ocupados. En otras palabras, un ensanchamiento de la brecha entre los que más y menos ganan”.
Corresponden al cuarto trimestre de 2016 y, como consecuencia del apagón estadístico dispuesto durante gran parte del año pasado, no es posible compararlo con el mismo período en 2015. Analizar los registros a partir de los resultados del segundo y el tercer es impreciso ya que existen factores estacionales en cada trimestre como el pago de aguinaldo o las vacaciones que dificultan la comparación lineal. No obstante, los datos publicados ayer por el Indec ofrecen una contundente fotografía distributiva del primer año del nuevo gobierno. El décimo decil, el segmento donde se ubican las familias más acomodadas, se apropió del 31,5 por ciento del ingreso total mientras que el primer decil, el correspondiente a los sectores más vulnerables, apenas recibió el 1,7 por ciento. Si bien no existen posibilidades de realizar una comparación interanual los datos dan cuenta de la concentración en materia distributiva. La porción correspondiente al 10 por ciento más rico de los hogares es mayor que la suma de los ingresos del 60 por ciento de la población. O sea, mientras que el último decil se queda con el 31,5 por ciento del total, los primeros seis deciles sumados dan cuenta de un 29,6 por ciento del total.
Otro elemento disponible es el nivel del ingreso per cápita familiar promedio. Los datos muestran que para los primeros cinco deciles el guarismo osciló entre 1122 y 4561 pesos mientras que para el noveno decil la cifra fue 11.126 pesos y en el último escalón de la pirámide distributiva llegó a 21.049 pesos. De acuerdo al Indec el ingreso per capita familiar promedio de toda la población alcanzó los 6665 pesos al finalizar el año pasado.
Una dinámica distributiva similar se observó en la Ciudad de Buenos Aires. Durante el primer año de gestión de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno porteño, las diferencias entre los ingresos reales de los hogares porteños más pobres y los más ricos, así como la brecha entre el norte y del sur del distrito, se amplificaron. Estimaciones realizadas por los economistas Federico Pastrana y Juan Goldman a partir de los últimos datos publicados por la Dirección de Estadísticas del distrito muestran que entre 2015 y 2016 el 10 por ciento más pobre vio caer sus ingresos reales 11,5 por ciento mientras que el 10 por ciento más rico tan solo un 1,2 por ciento.